Consejos para el uso correcto y responsable de los antibióticos

01/12/2016

En los últimos años, la efectividad de los antibióticos se está viendo reducida debido principalmente a que algunas bacterias están generando resistencias. Esto significa que enfermedades que antes se podían tratar con facilidad, hoy pueden resultar más difíciles de tratar al no disponer de antibióticos eficaces para curarlas.

Volvamos unos años atrás. En 1929, Alexander Fleming descubrió uno de los avances farmacológicos más importantes de la historia: los antibióticos. Gracias a él y al hongo Penicillium notatum, organismo del que se obtuvo la penicilina, se han salvado millones de vidas y enfermedades consideradas graves se han convertido en simples contratiempos de salud. Tras la penicilina, han seguido apareciendo nuevos antibióticos más eficaces frente a determinadas bacterias pero, hoy en día uno de los inconvenientes para el desarrollo de nuevos fármacos de este tipo son las resistencias bacterianas.

Algunas de las causas de la aparición de estas resistencias son:

  • Las bacterias: como tienen una gran capacidad de adaptación se adecúan a agentes externos con mucha facilidad. Cuando consiguen hacerse resistentes a un antibiótico pueden «comunicarse» con otras bacterias del organismo y transmitirles esta resistencia.
  • El uso incorrecto de los antibióticos: las bacterias «aprenden» a resistir la acción de un antibiótico cuando entran en contacto con él, pero si en el momento del contacto, por diversos motivos, el antibiótico no las elimina por completo y sobreviven, se vuelven más resistentes a su efecto.

Teniendo en cuenta estas causas, como pacientes podemos tomar ciertas medidas que ayudarán a que los antibióticos sigan siendo eficaces:

  • No utilizar un antibiótico sin prescripción médica. Un antibiótico que te fue útil la última vez no tiene por qué serlo ahora, ya que la bacteria puede ser distinta aunque tengas síntomas parecidos. Es imprescindible que consultes siempre a tu médico antes de tomar antibióticos.
  • Cumple siempre con la duración y la dosis que te haya indicado tu médico. Si interrumpes el tratamiento antes de tiempo o la dosis no es la adecuada, habrá bacterias que tengan contacto con el antibiótico pero no serán eliminadas completamente. De esta forma, las bacterias que sobrevivan pueden volverse resistentes.
  • Emplear los antibióticos apropiados para cada tipo de bacteria. El uso innecesario de antibióticos de amplio espectro, es decir, eficaces frente a muchos tipos de bacterias, también es responsable de generar gran número de resistencias.
  • No utilizar antibióticos para luchar contra infecciones causadas por virus porque son completamente ineficaces. Usarlos para combatir, por ejemplo, una gripe, provocará que las bacterias presentes en tu cuerpo en ese momento tengan un contacto con el antibiótico, lo cual les permitirá hacerse resistentes.

Si quieres conocer más medidas de prevención y control de las resistencias a los antibióticos, puedes consultar la página web de la Organización Mundial de la Salud. Allí se explica con más detalle qué causas pueden provocarla y qué precauciones hay que tomar para evitarlas.

Recuerda también que la resistencia a los antibióticos es un problema que nos afecta a todos. Por eso, te recomendamos que sigas siempre las indicaciones de tu médico y que, en la medida de lo posible, recomiendes a las personas de tu entorno que también lo hagan.