Me he dado un golpe: ¿qué hago ahora?

20/07/2017

En cualquier época podemos darnos un golpe, pero el verano es especialmente propicio para ello. Los niños corren y saltan en la piscina, practicamos más deportes de aventura y actividades al aire libre, nos vamos de excursión, solemos usar calzado que sujeta poco el pie,… Estar preparados para actuar si tenemos algún percance nos permitirá disfrutar con tranquilidad de nuestras merecidas vacaciones.

En este artículo vamos a hablar de dos de los traumatismos más frecuentes: los craneoencefálicos (es decir, los golpes en la cabeza) y los que nos damos en las extremidades.

Traumatismos craneoencefálicos

La mayoría de los golpes en la cabeza son inofensivos y no producen más que un chichón. Sin embargo, debemos conocer los síntomas de los que no son inofensivos para acudir al médico:

  • Cuando la persona está inconsciente o apenas responde a los estímulos, o bien se muestra confusa o desorientada.
  • Es normal que duela un poco la cabeza tras un golpe, pero hay que vigilar si es intenso y no para.
  • Vómitos si son persistentes. Algún vómito aislado es frecuente y no debe preocuparnos.
  • Si sale líquido transparente o sangre por la nariz o por el oído.
  • Convulsiones.

En la mayoría de los casos, sólo hará falta que en urgencias se realice una exploración neurológica y se permanezca en observación durante unas horas, pero en otros casos hará falta realizar una radiografía o un TAC (Tomografía Axial Computarizada).

Durante las 24 - 48 horas después de un golpe en la cabeza se deben tomar ciertas precauciones para estar seguros de que no aparece ninguna complicación:

  • La persona tiene que permanecer acompañada.
  • Debe evitar conducir.
  • Si la cabeza le duele, debe permanecer en un ambiente tranquilo y tomar algún analgésico para aliviarlo.
  • Se ha de controlar a la persona mientras duerme y asegurarse de que es fácil despertarla.

Traumatismos en las extremidades

Los golpes en los brazos y en las piernas son muy frecuentes. Una vez más, la mayoría son contusiones que mejorarán aplicando frío (nunca hielo directo, para evitar lastimar la piel). No obstante, ciertos signos nos indicarán que la lesión puede ser más grave (por ejemplo, una fractura o una luxación) y que debe evaluarla un médico. Los síntomas para acudir al médico son los siguientes:

  • La zona está deformada. Por ejemplo, si el hueso sobresale de la piel, puede ser que esté roto o que se haya dislocado.
  • Hay un gran hematoma o moretón.
  • Al apoyar la extremidad o al tocar el área lesionada el dolor es muy intenso. Es normal que haya dolor, pero no si es muy intenso.
  • O si resulta imposible mover la zona.

Si sospechas que existe una fractura nunca trates de colocar el hueso en su lugar, pues puedes dañar los nervios y vasos sanguíneos. Retira los relojes, pulseras y anillos, por si un médico tuviera que manipular la zona o por si se hinchase a causa del golpe. Trata de inmovilizar la articulación o hueso tal como esté y aplica frío durante el traslado a un servicio de urgencias.

Qué hacer si nos damos un golpe

Lo que hagamos al darnos un golpe va a depender, evidentemente, de la gravedad y fuerza del traumatismo, y de la zona afectada. Sin embargo, hay ciertos pasos que debemos seguir en todos los casos:

  • Mantén la calma. No importa lo que haya ocurrido: si estás tranquilo serás más útil.
  • Evalúa la gravedad. Esto es especialmente importante si el golpe es en la cabeza. Si hay alguien inconsciente llama al servicio de emergencias (teléfono 112).
  • Si tienes dudas sobre cómo proceder, acude a un centro sanitario. Si no puedes acudir por tu propio pie, llama al 112 para que te envíen una ambulancia
  • Si la lesión no parece muy grave, para disminuir la inflamación se recomienda aplicar frío, cuanto antes mejor, ya que disminuye el dolor y la inflamación.

Método para aplicar frío

  • Puedes usar una bolsa de hielo, un paquete de gel específico para este uso o alguna bolsa de alimentos congelados, como guisantes.
  • No lo apliques directamente sobre la piel para evitar dañarla. Envuelve el hielo en una toalla, trapo o tela.
  • Trata de que el frío llegue a toda la zona.
  • Duración: entre 10 y 20 minutos seguidos (¡nunca más!), cada 2 horas, durante 2 o 3 días.
  • Eleva el área lesionada, para ayudar a bajar la inflamación.

Por último, te deseamos unas felices vacaciones... ¡y que no necesites poner en práctica ninguno de estos consejos!