Verano: la estación de la salud

24/08/2017

Ya estamos en pleno verano, la estación del año por la que muchos nos pasamos medio año suspirando. Y no es solo porque llegan las vacaciones, necesarias para reducir el estrés acumulado durante los meses de trabajo, sino porque el sol, el calor y la luz reportan múltiples beneficios a nuestra salud. ¿Quieres saber cuáles? Sigue leyendo.

La estación de la alegría

¿Has notado que en verano estás más contento? La luz del sol tiene mucho que ver con eso. La ciencia ha demostrado que nuestro estado de ánimo mejora con la luz. Incluso existen tratamientos para estados depresivos (en particular, para el denominado trastorno afectivo estacional) basados en la aplicación de luz brillante.  

Parece que la luz tiene una relación directa con el estado de ánimo y con la calidad del sueño porque regula los ritmos circadianos, esto es, los cambios que algunas de nuestras características físicas y mentales sufren a lo largo de un día. Sea como sea, lo cierto es que en verano nos sentimos más alegres. Disfruta la sensación.

Huesos más fuertes en verano

Nuestro organismo necesita vitamina D para, entre otras funciones, regular el nivel de calcio y fósforo en la sangre y los huesos. El déficit de vitamina D provoca que los huesos se desmineralicen y debiliten, lo cual aumenta el riesgo de fracturas.

Comer alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos y yema de huevo, no suele ser suficiente para alcanzar un nivel óptimo, pues la mayor parte de esta vitamina la produce nuestro cuerpo al exponerse la piel a los rayos del sol. Por eso en verano sintetizamos más vitamina D. 

A las ricas frutas y verduras

Melón, paraguayos, melocotones, gazpacho, crema de pepino con yogur... Con el calor, ¿no te apetece una refrescante ensalada seguida de una rodaja de sandía rebosante de dulce e hidratante jugo?

Así como con en invierno preferimos platos calientes y calóricos para combatir el frío, en verano el cuerpo nos pide alimentos frescos y ligeros, como verduras y frutas. Sus propiedades son múltiples:

  • Tienen mucha agua, por lo que hidratan y se digieren fácilmente.
  • Son ricas en fibra, que favorece el tránsito intestinal y el crecimiento de bacterias beneficiosas (la denominada flora intestinal), y ayuda a controlar el peso y el nivel de azúcar en la sangre.
  • Representan la mejor fuente de vitaminas y otros micronutrientes, imprescindibles para que nuestra mente y nuestro organismo funcionen. Por ejemplo, la vitamina A (verduras de hoja verde, zanahorias, tomates, albaricoques, etc.) es fundamental para la visión, y la vitamina C (cítricos, pimientos, lechuga) previene una enfermedad grave llamada escorbuto. 
  • Las frutas y verduras cuidan nuestra piel desde dentro: por ejemplo, las zanahorias y los tomates podría ser beneficiosos para la psoriasis, por su alto contenido en carotenoides, flavonoides y vitamina C.
  • Son ricas en antioxidantes, que protegen la piel de los efectos nocivos de los radicales libres, responsables, en parte, del envejecimiento.

El agua de mar es buena para la piel

La playa es uno de los destinos vacacionales por excelencia. Si es tu caso, debes saber que los baños en el mar han demostrado ser beneficiosos para la piel: mejoran las dermatitis de contacto, la dermatitis atópica y otras dermatitis crónicas. 

Además, caminar sobre la arena de la playa activa la circulación, tonifica los músculos y exfolia la piel de los pies. ¿Qué más se puede pedir?

 

Aprovecha el buen tiempo para practicar deportes al aire libre, relajarte, comer sano y recargar las pilas. ¡Disfruta del verano!