Cómo afecta lo que comemos a los tratamientos con medicinas

05/04/2018

Cada vez que nos recetan un medicamento, suele ir acompañado de una serie de recomendaciones: tomárselo después de la comida, o en ayunas, o a unas horas determinadas,… Estas indicaciones se dan para que la absorción del fármaco no se vea alterada así como para reducir posibles molestias digestivas. No obstante, no solo es importante comer antes o después, sino también qué alimentos y bebidas tomamos.

A continuación, veremos algunas de las interacciones más habituales entre medicinas y alimentos y algunas recomendaciones a tener en cuenta para un uso adecuado.

Regaliz y antihipertensivos

Las personas con hipertensión saben que deben limitar su consumo de sal y cafeína. Sin embargo, no es tan conocido que también deben evitar el consumo excesivo y prolongado de regaliz. Esta raíz, su extracto y los dulces fabricados con ella, puede interaccionar con algunos diuréticos antihipertensivos como la furosemida. Por esta razón, podría llegar a afectar la eficacia de algunos tratamientos farmacológicos.

Pomelo

El pomelo es una fruta que puede potenciar el efecto de gran variedad de fármacos. De por sí esto no parece negativo, pero puede causar problemas ya que es como si tomáramos una dosis mayor de la indicada, aumentando la cantidad de fármaco en el organismo. Por tanto, es preferible no tomar pomelo, ni en fruta ni en zumo, durante los tratamientos farmacológicos, o bien consultarlo antes con el médico y/o farmacéutico.

Vitamina K y anticoagulantes

La vitamina K se encuentra en las verduras de hoja verde y es muy abundante en las espinacas, coles de Bruselas y brócoli. Es una vitamina con muchas propiedades beneficiosas. Sin embargo, también puede causar que algunos fármacos anticoagulantes, como el acenocumarol, cambien su actividad.

En este caso no es necesario eliminar de la alimentación estos vegetales, sino informar debidamente al profesional sanitario sobre la cantidad que se consume a la semana para que se ajuste la dosis del fármaco. De esta forma, se puede seguir llevando una dieta sana y equilibrada, rica en vitaminas, sin afectar al tratamiento.

Lácteos y antibióticos

El calcio se une químicamente a algunos antibióticos de las familias de las tetraciclinas  y de las quinolonas (ciprofloxacino, etc.). Esto puede afectar a la absorción de estos fármacos y que no sean tan efectivos contra una infección.

Por ello, cuando nos recetan un antibiótico es importante preguntar al médico y/o farmacéutico si nuestro tratamiento puede verse afectado por el consumo de calcio. Si es así, es preferible restringir los lácteos durante el tiempo que tomemos el medicamento. En caso de no poder dejar de tomar leche, como en el caso de niños pequeños, se deberá esperar al menos dos horas para tomar lácteos después de tomar los antibióticos.

Café y benzodiacepinas

Las benzodiacepinas son una familia de medicamentos utilizados con mucha frecuencia para tratar la ansiedad y las dificultades para conciliar el sueño. Por ejemplo, el diazepam, el clonazepam o el triazolam pertenecen a esta familia.

La cafeína provoca en nuestro organismo el efecto contrario al que buscan estos medicamentos, es decir, es un “antagonista”. Por tanto se debe restringir el consumo excesivo de café, té y bebidas de cola durante el tratamiento para obtener los mejores resultados.

Vitamina C y hierro

Las personas que padecen anemia, o están en riesgo de padecerla, por recomendación médica suelen tratarse con hierro en forma de pastillas o preparados. En este caso, los alimentos ricos en vitamina C mejoran la absorción del hierro en el intestino. Esto ocurre porque favorece cambios químicos en este mineral que mejoran su capacidad para pasar a la sangre y ser aprovechado por nuestro cuerpo.

La recomendación en este caso es tomar los suplementos o los alimentos ricos en hierro, como la carne roja, las lentejas o las espinacas, junto con naranjas, mandarinas, kiwis o cualquier otra fruta fresca rica en vitamina C.

Alcohol

El alcohol interacciona con casi la mitad de los medicamentos que se utilizan habitualmente: analgésicos, anticoagulantes, antihipertensivos, antihistamínicos, antigripales, etc. Siempre es aconsejable preguntar sobre su consumo al farmacéutico y, ante la duda, abstenerse de tomar alcohol durante el tratamiento.

Otras recomendaciones generales

  • Tomar siempre el ibuprofeno, el ácido acetilsalicílico y la metformina con comida en el estómago para reducir sus efectos secundarios (acidez, pesadez de estómago…).
  • Tomar siempre los diuréticos (furosemida) en ayunas, ya que los alimentos dificultan su absorción.
  • Los antibióticos se ven especialmente alterados si los tomamos con el estómago lleno o vacío. Cada antibiótico tiene una recomendación especial, por lo que es importante seguir estrictamente las instrucciones indicadas en el prospecto.

La forma en que tomamos los fármacos repercute en su absorción y, por tanto, en el efecto que causan sobre la enfermedad. Por esta razón, es importante tener en cuenta no solo el medicamento y la dosis, sino también las posibles interacciones con lo que comemos así como el modo de empleo. Es fundamental leer el prospecto antes de iniciar el tratamiento, así como consultar con el médico o farmacéutico ante cualquier duda.