Autismo: ¿cómo tratarlo?

06/18/2020
Trastorno Espectro Autista

El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno neurobiológico que se relaciona con el desarrollo del sistema nervioso y el funcionamiento cerebral de inicio en la infancia y afecta, principalmente, a la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que puede generar problemas en la interacción social y la comunicación y a la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Se utiliza el término «espectro» porque no hay dos personas con TEA iguales; dependerá de su propio desarrollo personal y de los apoyos que pueda tener, así como de si presenta o no discapacidad intelectual asociada y también de su nivel de desarrollo del lenguaje. El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social reciproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes.

Según estudios epidemiológicos, se estima que hay 1 caso por cada 100 nacimientos. En España, si bien no existen datos definitivos, se calcula que el TEA afecta a más de 450.000 personas, cifra que llega a casi 1,5 millones de personas si se cuenta el impacto que genera en las familias de los afectados.

El TEA tiene un origen genético y neurobiológico, pero no todas las personas poseen el mismo desorden genético. Lo que sí está confirmado es que aquellas parejas que conciben un hijo con TEA poseen mayores posibilidades de tener otro hijo con TEA en un siguiente embarazo.

¿Cómo se manifiesta?

Un diagnóstico de TEA se realiza en base a la conducta del afectado, por tanto, es importante estar atento y observarla. Existen algunos indicadores, pero ten en cuenta que se manifiesta de manera distinta en cada persona.

Algunos niños presentan signos del trastorno del espectro autista en la primera infancia, como menor contacto visual, falta de respuesta cuando los llaman por su nombre o indiferencia ante las personas responsables del cuidado, pero otros pueden desarrollarse normalmente durante los primeros años de vida, y luego repentinamente se vuelven introvertidos o agresivos o pierden habilidades del lenguaje que habían adquirido. En general, los signos se observan a los dos años.

En ocasiones es difícil determinar los síntomas y su gravedad ya que cada persona con TEA es diferente, pero generalmente hay signos frecuentes en dos áreas (Comunicación e interacción social y Patrones de comportamiento).

Comunicación e interacción social

Puede presentar algunos de estos signos:

  • No responde a su nombre o, en ocasiones, parece no escucharte.
  • Se resiste a los abrazos y las caricias; y prefiere jugar solo y se abstrae en su propio mundo.
  • No suele hacer contacto visual y carece de expresión facial.
  • No habla o tiene un desarrollo tardío del habla, o bien pierde la capacidad que tenía para decir palabras u oraciones. No puede mantener ni iniciar una conversación.
  • Repite palabras o frases textuales, pero no comprende cómo usarlas.
  • No expresa emociones ni sentimientos.
  • Aborda interacciones sociales de forma inadecuada comportándose de manera pasiva, agresiva o perturbadora.

Patrones de comportamiento

Algunos de los signos son:

  • Realiza movimientos repetitivos, como balancearse, girar o aletear con las manos.
  • Realiza actividades que podrían causarle daño, como morderse o golpearse la cabeza.
  • Desarrolla rutinas o rituales específicos y se altera con el mínimo cambio.
  • Se deslumbra con los detalles de un objeto, como las ruedas que giran en un coche de juguete, pero no entiende el propósito general o el funcionamiento del objeto.
  • Es más sensible que lo habitual a la luz, el sonido o el contacto físico, pero puede ser indiferente al dolor o la temperatura.
  • No participa en juegos de imitación o de simulación.

Además de observar estas señales, para llegar a un diagnóstico lo más preciso posible es necesario acudir a especialistas como un psiquiatra infantil, psicólogo infantil, un neurólogo pediátrico o un pediatra.

¿Qué me espera?

El 62% de la población con TEA tiene una capacidad intelectual dentro de la normalidad, con un CI mayor o igual a 70 (de estos el 38% tiene un CI mayor o igual a 85) por lo que el fin del tratamiento es maximizar la capacidad de tu hijo para desenvolverse en la vida cotidiana al reducir los síntomas y respaldar el desarrollo y el aprendizaje. Hoy en día, los únicos abordajes e intervenciones recomendados a nivel nacional e internacional para el tratamiento del TEA son de carácter psicoeducativo, orientados a potenciar puntos fuertes y a proporcionar apoyos que favorezcan el desarrollo personal, la inclusión social y la calidad de vida de las personas con TEA y de sus familias

Lo mejor es empezar cuanto antes a tratar el problema y el abordaje debe ser coordinado entre los padres, la escuela y el terapeuta del niño. Entre los tratamientos más habituales se encuentran:

  • Terapias de comportamiento y comunicación. Son múltiples y deben enfocarse en las características del niño. Algunas se enfocan en el lenguaje y otras en la comunicación con los demás.
  • Terapias educativas. Apuntan a mejorar las destrezas sociales, la comunicación y el comportamiento.
  • Terapias familiares. Los padres y otros familiares pueden aprender a jugar e interactuar con sus hijos en formas que promuevan las destrezas de interacción social, controlen los comportamientos problemáticos y les enseñen destrezas y comunicación de la vida cotidiana.
  • No hay fármacos específicos para el TEA, pero algunos pueden ayudar a controlar los síntomas como la hiperactividad, los problemas graves de comportamiento y la ansiedad.

Por otro lado, la persona con TEA puede presentar otros problemas asociados, por ejemplo, los niños pueden tener problemas para dormir, episodios de epilepsia. En cuanto a los adolescentes y adultos, pueden presentar inconvenientes en relación con los cambios corporales y en sus relaciones con sus padres.

Lo importante es acompañar al niño con TEA y prepararlo para su edad adulta. Muchas personas logran tener una vida independiente y para ello es esencial el acompañamiento de la familia. La promoción de su bienestar físico, psicológico y emocional ayudará a la persona con TEA a desarrollar hábitos saludables y habilidades de relacionamiento positivas, que le servirán para su propia vida.

Algunos mitos sobre el TEA

Los hombres son más diagnosticados: FALSO

Durante años se ha sostenido que los TEA se presentan casi cuatro veces más en el caso de los hombres que en las mujeres, pero actualmente esos datos se están cuestionando debido al aumento de diagnósticos en niñas y mujeres que se está produciendo en los últimos años.

Las vacunas pueden causar autismo: FALSO

No existe evidencia científica que relacione la vacunación y el desarrollo de los TEA.

El autismo lleva asociados rasgos físicos diferenciadores: FALSO

Las personas con TEA no presentan ningún rasgo físico diferenciador en su apariencia externa. Las manifestaciones del trastorno son de tipo conductual.