Menopausia e incontinencia urinaria

16/04/2020
Menopausia e incontinencia urinaria

La menopausia es un conjunto muy amplio de síntomas que empiezan a producirse cuando el tiempo de vida fértil de una mujer se agota.

Los principales y más conocidos síntomas de la menopausia son los sofocos y cambios de humor; pero el cambio hormonal que sufre el cuerpo de una mujer durante la menopausia produce muchos otros efectos que lo modificarán de forma permanente.

Evolución de los síntomas en la menopausia

Existen mujeres que sufren síntomas muy intensos asociados a la menopausia mientras que otras mujeres no refieren grandes incomodidades. Los síntomas característicos de la menopausia suelen ser distintos a medida que está avanzada. Al inicio, suelen ser frecuentes la sudoración, los sofocos, la irritabilidad, las palpitaciones, el nerviosismo, la labilidad emocional y la tendencia a la obesidad. Más tardíamente pueden aparecen cambios que afectan a la musculatura, la piel y el aparato genitourinario, como la incontinencia urinaria. Y, finalmente, más a largo plazo, aumenta el riesgo de sufrir osteoporosis o enfermedades cardiovasculares.

La Incontinencia Urinaria (IU) se determina cuando existe “una queja o molestia derivada de cualquier pérdida involuntaria de orina”. La incontinencia puede ir acompañada o no de sensación urgente de miccionar y lleva consigo la imposibilidad de retener la orina de forma permanente o transitoria. Se distinguen cuatro tipos de IU:

  • La incontinencia urinaria de urgencia: pérdida involuntaria de orina asociada a una necesidad imperiosa y repentina de orinar
  • La incontinencia urinaria de esfuerzo: pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión abdominal, como toser, estornudar, reírse o durante una actividad física.
  • La incontinencia urinaria mixta: una combinación de las dos anteriores.
  • La incontinencia urinaria de rebosamiento: Se producen pequeñas pérdidas durante el día y la vejiga, por la debilidad del músculo o por obstrucción.

Se calcula que un 24% de las mujeres padece incontinencia urinaria, haciéndose más frecuente a medida que avanza la edad. Por ejemplo, esta incidencia aumenta al 30-40% en mujeres de mediana edad y hasta el 50% en mujeres ancianas.

Esto se debe a que, con la edad, disminuye la producción de los estrógenos, siendo mucho mas pronunciada en la transición menopáusica. Todo esto produce una disminución de la elasticidad y resistencia de los tejidos y músculos, como es el caso del suelo pélvico, la vejiga, la uretra o la vagina.

La incontinencia urinaria tiene una alta repercusión en la vida diaria de las mujeres afectadas, tanto a nivel físico como emocional.

Prevención y tratamiento

La prevención es posible:

  • Un suelo pélvico firme ayuda a mantener la funcionalidad del sistema urinario o, por lo menos, a reducir en todo lo posible las pérdidas de orina. Se puede conseguir con ejercicios Kegel, específicos para reforzar la musculatura.
  • Reducir el sobrepeso y obesidad. El peso extra puede estar añadiendo presiones innecesarias tanto al suelo pélvico como a la vejiga.
  • Aumentar el consumo de fibra para evitar cuadros de estreñimiento.
  • Hacer ejercicio de forma regular, pero no cualquier tipo de deporte es beneficioso, evitar a toda costa los deportes de alto impacto.
  • Evitar los sobreesfuerzos y cargar pesos.

En muchos casos, un tratamiento estrogénico tanto oral como vaginal mejora notablemente los síntomas, ya que repone aquella cantidad de estrógenos que el cuerpo ha dejado de producir. También existen otras opciones farmacológicas como lo son los anticolinérgicos que minimizan la contracción involuntaria.

No obstante, primeramente, se debe consultar con un médico o especialista para encontrar la solución más adecuada a cada caso.